11/21/2009

Colima es historia

Menos de cinco minutos desde Colima y estamos en El Chanal, una zona arqueológica que se encuentra ubicado a 6 km al norte de la ciudad. Allí se puede contemplar parte de la magia prehispánica, postrada sobre un jardín bien cuidadito y bañado por el sol.

La primera impresión al entrar en el recinto es de que los responsables y expertos en el tema han llevado a cabo un trabajo cuidadoso y respetuoso hacía las antiguas culturas y sociedades humanas que habitaron esta región del Occidente de Mèxico.

Los restos precolombinos del Chanal, son resultado de las exploraciones realizadas en 1945 por el profesor Aniceto Castellanos, primera intervención que se vio truncada y continuó con el proyecto formal de investigación generado por el Instituto Nacional de Antropologìa e Historia.

El solo hecho de pararse en los patios del Chanal, te impulsa a echar a volar la imaginación pensando en los escenarios naturales que proveían al hombre antiguo de los recursos necesarios para poder establecer sus asentamientos (entre el 1100 y 1400 d.C.) viviendo en asociación continua con la naturaleza en un pequeño valle que se encuentra custodiado por el gran Volcán de Fuego.


La cosmovisión mesoamericana se basaba en deidades que simbolizaban a elementos naturales propios de sus entorno y de su realidad, tal es el caso del sol y el agua, elementos por más representados en el lugar.

En el Chanal los espacios ceremoniales se aprecian con una clara distribución que muestra una organización social compleja y la importancia de la religión como elemento socializador es sorprendente: la veneración a los dioses pone de manifiesto la necesidad del hombre, desde sus comienzos, de buscar una explicación a todo aquello que se escapa del racionamiento; y mediante sus ritos (sacrificios, ofrendas de sangre, autosacrificio…) comprendían la dualidad del ciclo vital: que no hay vida sin muerte, ni muerte sin vida.

Uno de los actos socializadores era el juego de pelota, que a su vez estaba directamente relacionado con las ceremonias religiosas, de hecho, el juego tenía un carácter fundamental para el devenir del mundo: “En la cancha se culminaban batallas en la que contendían las deidades que se enfrentaban día tras día y permitían el reinado del día y la de noche”.

El día y la noche tienen su plaza, muestra de los magníficos espacios ceremoniales de los que disponían los pobladores del Chanal. Encontramos también la plaza del tiempo, para uso exclusivo para los señores principales y donde se ubican las estructuras más importantes del espacio ceremonial. Estos elementos son por una parte, una estructura piramidal de tres cuerpos que tuvo una escalinata con gradas jeroglíficas. Y la segunda estructura muestra en su parte superior un amplio pórtico delimitado por cuatro columnas.

Según los estudiosos del sitio, El Chanal, llego a tener contactos con las sociedades asentadas en el altiplano central de Mèxico, posiblemente mediante un sistema de comercio que permitía la importación y exportación de mercancías tangibles e ideológicas.

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